dimanche 23 novembre 2008

¿Cuánto es suficiente?

Me siento engañada. Me sé mal educada. No he sido guiada para saber cuánto es suficiente. Cuándo debo parar de insistir, cuándo debo renunciar o cuándo es conveniente sólo soltar y esperar.
Tengo la intuición muerta y mi ser partido en cachos. ¿A quién debo escuchar? ¿Cómo negociar un punto medio entre la cabeza y el estómago?
Cuando menos esas dos partes porque en mí todo opina: la memoria, el corazón, los intestinos, la piel, la vagina y el ombligo. Y si presto atención los lejanos pies, las frías orejas y los cansados ojos tienen algo que decir.
Si continúo esperando o fingiendo que no pasa nada o insistiendo o probando o buscándole forma a lo que parece no tenerla, me siento necia. Impertinente, siempre forzando las cosas, aferrada. Estirando hasta que se me rompen en las manos sin remedio.
Si renuncio, si suelto, si aflojo, si me detengo, aunque sólo sea por un instante, me siento derrotada, fallida, vencida, débil y falaz. Tal vez no lo quería tanto, quizá no lo merezco.
Dicen los chinos que no hay que desear tanto algo, Pero eso no me resuelve nada: ¿Cuánto es tanto? ¿Cuándo dejar de desear, de perseguir, de luchar?

1 commentaire:

Y a dit…

Me temo que nunca, hermosa. En nuestros diccionarios "suficiente" no existe, y eso condena a todo lo demás. La otra opción es conformarse, y jamás hemos sabido hacerlo; el cuerpo mismo nos lo impide, pero sobre todo este cerebro... Es un sino, y un lujo que hemos de pagar con la ansiedad de lo insaciable, con la búsqueda perpetua, con la vida, ésta. Siempre que te leo, te siento y no puedo evitar también sentirme. Sigue escribiendo, precisamente porque nunca es suficiente.