vendredi 28 novembre 2008

Los sentimientos


Entiendo que como seres humanos nos relacionamos con el mundo a partir de representaciones imaginarias. No conocemos todo, no podemos conocer a todos -y se dice que nunca acabas de conocer a alguien-, pero definitivamente estamos capacitados para sentir al respecto de cualquier cosa. Ya sea un objeto animado o inanimado, un lugar, un recuerdo, una idea, o una sensación, tenemos un sentimiento asociado que puede ser constante durante cierto tiempo o variable.
Los sentimientos nos relacionan con lo que está fuera de nosotros, pero también con nosotros mismos. Tenemos sentimientos sobre nuestras propias acciones e incluso, tras una reflexión, podemos identificar el sentimiento que nos provoca tener cierto sentimiento.
De este modo podemos sentir rabia por haber sentido miedo, impotencia, cobardía. O vergüenza por haber sentido pasión, respeto, admiración, dolor.
Es como si los sentimientos fueran hilos invisibles y dinámicos que nos relacionan (en el sentido de atar y en el sentido de unir) con todo lo que existe y nos van dando forma tangible e intangible. Nos construyen de manera fundamental, que no única. Y nos ayudan a construir la idea de nosotros mismos.
Me sorprende que, siendo tan prolíficos en sentimientos, los seres humanos:
  • no contemos con suficientes palabras para designarlos (Y. tienes razón: nunca es suficiente) y
  • pasemos por alto la importancia que tiene aprender a reconocerlos, saber nombrarlos y hablar sobre ellos.
Es muy ingenuo suponer que del simple e inevitable ejercicio de exponernos a la socialización va a resultar una formación sentimental respetable.
O tal vez no es para tanto y lo que pasa es que, como Sylvia Plath: "soy una víctima de la introspección".

La imagen es de Cal MacKinnon en http://www.capegallery.com.au/preciousocean

lundi 24 novembre 2008

Una (otra) historia sin fin. -Primera parte-

Hace muchos muchos años, en un lugar muy lejano, se conocieron dos niños: un niño y una niña.

No vivían cerca y sin embargo iban a la misma escuela que, por cierto, estaba plagada de niños tontos y feos.


Los protagonistas de esta historia no tenían, por mucho, estas características. Pero habían ido a dar allí en respuesta a lo que podríamos llamar
una serie de eventos desafortunados.

Cuando se vieron por vez primera no se prestaron demasiada atención pero pronto se dieron cuenta de lo solos que estaban y de cuánto se necesitaban, así que se fueron preocupando por encontrarse, por escucharse y por mirarse en los ojos del otro.

(continuará).

dimanche 23 novembre 2008

¿Cuánto es suficiente?

Me siento engañada. Me sé mal educada. No he sido guiada para saber cuánto es suficiente. Cuándo debo parar de insistir, cuándo debo renunciar o cuándo es conveniente sólo soltar y esperar.
Tengo la intuición muerta y mi ser partido en cachos. ¿A quién debo escuchar? ¿Cómo negociar un punto medio entre la cabeza y el estómago?
Cuando menos esas dos partes porque en mí todo opina: la memoria, el corazón, los intestinos, la piel, la vagina y el ombligo. Y si presto atención los lejanos pies, las frías orejas y los cansados ojos tienen algo que decir.
Si continúo esperando o fingiendo que no pasa nada o insistiendo o probando o buscándole forma a lo que parece no tenerla, me siento necia. Impertinente, siempre forzando las cosas, aferrada. Estirando hasta que se me rompen en las manos sin remedio.
Si renuncio, si suelto, si aflojo, si me detengo, aunque sólo sea por un instante, me siento derrotada, fallida, vencida, débil y falaz. Tal vez no lo quería tanto, quizá no lo merezco.
Dicen los chinos que no hay que desear tanto algo, Pero eso no me resuelve nada: ¿Cuánto es tanto? ¿Cuándo dejar de desear, de perseguir, de luchar?

samedi 15 novembre 2008

No puedo llorar

Hace muchos años que no duermo ni lloro con la naturalidad y la facilidad con que solía hacerlo, y echo de menos el alivio posterior que hace ver el mundo como recién lavado.
Y no es que me falten razones para llorar o ganas de dormir como un lirón, es más como si una parte del cerebro que debiera apagarse para dejarse ir en el sueño o en el llanto permaneciera encendida y controlando todos y cada uno de los caminos hacia el exterior.
Se necesita algún egoísmo para encerrarse en sí y alcanzar la paz interior por estos medios tan preciados.
En estos tiempos ni las instrucciones de Cortázar me ayudan.


INSTRUCCIONES PARA LLORAR

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insultea la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.
Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.
Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia dentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

jeudi 6 novembre 2008

Racionalización vs racionalidad

Escribe Edgar Morin que la racionalización es un sistema lógico de explicación privado de fundamento empírico, mientras que la racionalidad se esfuerza en unir la coherencia con la experiencia. La primera nos puede llevar al autoengaño, la segunda a una reflexión no sólo crítica sino autocrítica.
Me inclino a pensar que todos echamos mano de ambos recursos intelectuales, pero ¿en qué proporción? ¿existirá alguna proporción adecuada o sana?
Le digo que la racionalización es necesaria para vivir, mientras que la racionalidad es indispensable para crecer, pero Maika no quiere convencerse, prefiere continuar con su vida de claustro. Por lo demás le da igual si el mundo gira
o no.


mardi 4 novembre 2008

Rosario Castellanos viene bien

¡Quiero festejar! Siento que debo abrir una botella de vino y ponerme a bailar. Sin ser un gran día resulta que más de dos festejables noticias coinciden en un tiempo breve. Y unas son domésticas y otras son globales y algunas son benignas y otras podrían sonar más a malévolas semillas de egoísta alegría, sin embargo, para mí todas son pequeñas victorias que me hacen sonreir.

El agua que es vida y la muerte de tiranos entre fuego.
Una gata extraña estrena cama, escondite, alcoba.
Y una minoría multitudinaria festeja un triunfo que no sabemos si existe.
Suficiente para mí.


LA VICTORIA DE SAMOTRACIA

Avanza como avanzan los felices:
ingrávida, ligera, no tanto por las alas
cuanto porque es acéfala.

Una cabeza es siempre algo que tiene un peso:
la estructura del cráneo que es ósea y el propósito
siempre de mantenerla erguida, alerta.
Y lo que adentro guarda.

dimanche 2 novembre 2008

Me sirve y no me sirve

La esperanza tan dulce
tan pulida tan triste
la promesa tan leve
no me sirve

no me sirve tan mansa
la esperanza

la rabia tan sumisa
tan débil tan humilde
el furor tan prudente
no me sirve

no me sirve tan bueno
tanto trueno

el coraje tan dócil
la bravura tan chirle
la intrepidez tan lenta
no me sirve

no me sirve tan fría
la osadía

sí me sirve la vida
que es vida hasta morirse
el corazón alerta
sí me sirve

me sirve cuando avanza
la confianza

me sirve tu mirada
que es generosa y firme
y tu silencio franco
sí me sirve

me sirve la medida
de tu vida

me sirve tu futuro
que es un presente libre
y tu lucha de siempre
sí me sirve

me sirve tu batalla
sin medalla

me sirve la modestia
de tu orgullo posible
y tu mano segura
sí me sirve

me sirve tu sendero
compañero