jeudi 30 juillet 2009

Encontrarle sentido

Probablemente una de las cosas mas difíciles de hacer sea encontrarle sentido a un momento, a un suceso, a un objeto, a una relación o a la existencia. Sobre todo cuando de antemano sabemos que lo más probable es que nada tenga un sentido, o al menos uno que podamos asir de manera satisfactoria.
Cuando estamos viviendo la infancia sabemos que nuestra vida no tiene sentido pero va a tenerlo en la medida que alcancemos ciertas metas. Luego resulta que –como dice Kundera– la vida está en otra parte, y el sentido se transforma en los sentidos y éstos, en pequeñeces instantáneas y superficiales que no podemos creer que conformen el sentido de tanto esfuerzo que cuesta vivir: definitivamente la vida está sobrevaluada.
Preguntarnos cosas como ¿por qué los que se aman no pueden estar juntos? ¿por qué extrañamos a quienes se han ido hace tanto tiempo? ¿cuándo dejar de forcejear, de esperar, de pensar, de cuestionar? ¿cuándo luchar sin descanso? ¿por qué molan las historias protagonizadas por personajes decadentes que se arruinan la vida? ¿por qué anhelar esa espiral sin fin que le de sentido a todo lo pasado, lo presente y lo futuro? ¿por qué nos identificamos con quienes más pierden o con quienes más entregan? ¿por qué alguien puede reconocerse amargada, desilusionada, desesperanzada y seguir viviendo? ¿por qué el abandono, la huida, la renuncia resultan tan atractivos y tan íntimos? ¿por qué es tan difícil aceptar que mañana llegará? ¿por qué rebelarse ante una imposición tan natural y tan obvia? ¿por qué tiene que ser así y no de otra manera? seguro que no tiene sentido.
Y sin embargo...

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