A veces no es fácil darnos cuenta de que hay personas que no nos quieren. Solemos creer que es un momento de alejamiento, un desacuerdo o que hay formas raras de querer.
No es así. Si escuchamos nuestras reacciones más emocionales y renunciamos al ejercicio constante de racionalizar podemos tener respuestas que no serán las deseadas, pero sin duda serán las más ciertas.
Una persona que censura cada decisión que tomas, te culpa de los males más inverosímiles, aboga por causas contrarias a las tuyas, descalifica tus sentimientos, hace esfuerzos porque quienes te aprecian dejen de hacerlo y quienes no lo hacen no lo hagan jamás: no te quiere.
Si nunca te has sentido consolada por ella a tal grado que tú misma no sabrías cómo consolarla: no te quiere.
Aquél que emite juicios sobre ti, o sobre las cosas que haces, fundamentados en una supuesta justicia, objetividad y neutralidad: no te quiere, el cariño y la objetividad son incompatibles.
Cuando alguien afirma que estaría de acuerdo contigo si…[aquí entra cualquier cosa], está condicionándote su apoyo. Eso no es cariño es manipulación.
Si después de tener un encuentro quedas agotado, con dolor de estómago o de cabeza o ambos, y te preguntas por qué.
Constantemente piensas que por más que hagas no logras su aprobación. No te escribe, no te habla, no te cuenta. Cuando le hablas sientes que no te está escuchando y si hace algo por ti es porque le pareció que era su responsabilidad y de ninguna manera podría dejar su responsabilidad de lado.
Si expresa que lo que haces no es lo que deberías estar haciendo, lo siento: no te quiere.
Y aunque nadie está obligado a querernos, siempre habrá alguien que lo haga y para muestra basta un botón.

No es así. Si escuchamos nuestras reacciones más emocionales y renunciamos al ejercicio constante de racionalizar podemos tener respuestas que no serán las deseadas, pero sin duda serán las más ciertas.
Una persona que censura cada decisión que tomas, te culpa de los males más inverosímiles, aboga por causas contrarias a las tuyas, descalifica tus sentimientos, hace esfuerzos porque quienes te aprecian dejen de hacerlo y quienes no lo hacen no lo hagan jamás: no te quiere.
Si nunca te has sentido consolada por ella a tal grado que tú misma no sabrías cómo consolarla: no te quiere.
Aquél que emite juicios sobre ti, o sobre las cosas que haces, fundamentados en una supuesta justicia, objetividad y neutralidad: no te quiere, el cariño y la objetividad son incompatibles.
Cuando alguien afirma que estaría de acuerdo contigo si…[aquí entra cualquier cosa], está condicionándote su apoyo. Eso no es cariño es manipulación.
Si después de tener un encuentro quedas agotado, con dolor de estómago o de cabeza o ambos, y te preguntas por qué.
Constantemente piensas que por más que hagas no logras su aprobación. No te escribe, no te habla, no te cuenta. Cuando le hablas sientes que no te está escuchando y si hace algo por ti es porque le pareció que era su responsabilidad y de ninguna manera podría dejar su responsabilidad de lado.
Si expresa que lo que haces no es lo que deberías estar haciendo, lo siento: no te quiere.
Y aunque nadie está obligado a querernos, siempre habrá alguien que lo haga y para muestra basta un botón.
